Ni bien llegué a Club V, me crucé con Mariano (baterista de
Lepergod) y me dijo que faltaban pocos minutos para dar comienzo al show.
Una vez dentro, la atmósfera era como ya nos tiene
acostumbrados Club V: oscura, excepto
por la barra, el escenario y el puesto de merchandising de Lepergod y Avernal
que estaban un poco iluminados.
En el escenario, los instrumentos ya estaban
preparados bajo un halo de luz roja y a un lado se proyectaban logos de
Lepergod. Mientras tanto, sonaba Rust in Peace.
Diez minutos más tarde, alguien en el escenario prendió
incienso y dejó las listas de temas. Apareció Mariano en la batería y con los
cuervos y el viento ya sonando en el recinto comenzó el show.
Subieron los demás y un tema tras otro sonaron entre el humo
y las luces. Con un sonido contundente fueron pasando las canciones. Vestidos
para el show, como siempre, de negro y con llamativos símbolos. Invitaron a
cantar coros a Brenda (cantante de Bloodparade), que lo hizo muy bien con su
túnica negra. Thav arengó todo el tiempo a la audiencia. Para finalizar dedicó
la última canción a su Santiago del Estero natal y agradeció a Avernal por la
invitación. Lepergod, una de las primeras bandas argentinas en llegar al Wacken
Open Air, cada vez suena mejor. Esperamos ansiosamente su LP para el año
próximo y agradecemos su invitación al show.
Llegó el turno de Avernal. Hay que decir que en este punto
de la noche el lugar estaba lleno. Detrás de la banda, un “trapo” con una
pintura, que mostraba un hombre muerto y otro ser humanoide, el cual en su estómago
tenía una boca hueca llena de dientes y un cuervo a su lado.
Se notaron los años de trayectoria, tanto en el público como
en el escenario: la energía era enorme, el pogo tuvo su lugar y tocaron catorce
canciones que transportaron a todos, fue un verdadero ritual.
Excelente fecha con dos bandas que están claramente entre
las mejores de la escena local.
Cronica y fotos: Black Sun
LSJ
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